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jueves, 7 de junio de 2012

El enredo de la bolsa y la vida

El enredo de la bolsa y la vida
Autor
Eduardo Mendoza (1943)
Más información: Blog de Eduardo Mendoza

Libro
Editorial: Seix Barral
Edición: octubre 2012
Páginas: 268
ISBN: 978-84-322-1000-6
 
 
 
 
Mi impresión

Desde que me enteré que Eduardo Mendoza iba a sacar un nuevo libro he estado detrás de él y, aunque parezca mentira, no me ha resultado fácil encontrarlo (?). Como se suele decir, el que espera desespera pero, finalmente, he podido leer El enredo de la bolsa y la vida.
 
Eduardo Mendoza nos vuelve a traer una nueva aventura de su personaje y detective más conocido. Como no podía ser de otra manera, la historia que se nos cuenta, con algún guiño a sus novelas anteriores de las que es protagonista dicho detective, es una rocambolesca narración que, por momentos (o por lo menos a mi me ha sucedido) uno puede soltar una carcajada en alto. Los personajes que participan, sus motes, sus actitudes, son auténticas locuras inimaginables, que nos llevan a un mundo distorsionado, pero en el que cualquiera de nosotros podríamos participar de alguna manera.

Todo comienza con la desaparición de un antiguo colega de hospital psiquiátrico, como paciente, se entiende, de nuestro protagonista. A raíz de ello se monta una investigación para averiguar el motivo de dicha desaparición, en la que todos los personajes secundarios que aparecen, algunos ya viejos conocidos, se esforzarán de una manera inimaginable, hasta la misma extenuación. Lo que inicialmente parece ser una simple desaparición por problemas amorosos se va complicando poco a poco, hasta llegar a convertirse en un tremendo problema internacional. En medio de todo ello, y recordando que nuestro personaje es ahora un peluquero afamado, sobre todo por no tener clientela, aparecen unos nuevos vecinos, que tienen un bazar chino y que, en cierta manera, son los que permiten que nuestro personaje llegue hasta el final de la investigación. Todo ello llevará una contraprestación que, evidentemente, no desvelaré aquí.
 
Como en anteriores novelas de Eduardo Mendoza, el resultado final de la investigación, aunque no siguiendo una lógica racional, es el esperado. Un retorno a las mejores narraciones de este afamado escritor y a un estilo por el que es más reconocido. Totalmente recomendable su lectura, aunque sólo sea para evadirnos de los problemas con que los medios de comunicación nos bombardean durante estos días.

Contraportada del libro 

El anónimo detective de El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y La aventura del tocador de señoras regresa a la acción en tiempos de crisis. Contra su voluntad, es decir, movido por la amistad y sin un euro en el bolsillo, vuelve a ejercer de insospechado sabueso en la Barcelona de hoy en una carrera contrarreloj por desarticular una acción terrorista antes de que intervengan los servicios de seguridad del Estado.
 
Años después de dejar el sanatorio mental donde compartieron celda, Rómulo el Guapo le propone un golpe a nuestro protagonista. Su negativa y la misteriosa desaparición de Rómulo serán el arranque de un enredo para resolver un caso de repercusiones internacionales con la ayuda de un infalible equipo: la adolescente Quesito, el timador profesional Pollo Morgan, el africano albino Kiwijuli Kakawa, conocido como el Juli, la Moski, acordeonista callejera, el repartidor de pizza Manhelik y el señor Armengol, regente del restaurante Se vende perro.
 
Eduardo Mendoza regresa con una sátira genial, como las que sólo él sabe hacer. En ella la fábula crea su propia verosimilitud, que es, paródicamente, la del género policial, y la de la farsa convertida en apólogo moral. No se puede contar el libro sin una sonrisa; pero es imposible leerlo sin carcajadas, y sin comprender que en la Europa en quiebra técnica que habitamos no basta con el humor dinamitero e inventivo: es preciso, además, el don de la lucidez.

sábado, 24 de marzo de 2012

El último trayecto de Horacio Dos

El último trayecto de Horacio Dos
Autor
Eduardo Mendoza (1943)
Más información: Blog de Eduardo Mendoza

Libro
Editorial: Seix Barral
Edición: septiembre 2002
Páginas: 190
ISBN: 84-322-1142-7
 
 
 
 
Mi impresión

Simplemente, Eduardo Mendoza, me parece un escritor genial, que sabe sacar lo mejor y, también, lo más sarcástico de los personajes que describe. En este caso, nuestro viaje como lectores se realiza de manera estelar, ya que se trata de un comandante de una nave espacial que, además de ser al mismo tiempo ninguneado y acatado por su tripulación, es una persona irresponsable y cuyas decisiones carecen de toda lógica. El trayecto por el espacio tiene un destino sin precisar, hasta que se llega al final de la novela y que, aún sin quererlo (o sin querer evitarlo), parece que finalmente se llegará a cumplir. La descripción de los lugares por los que navega la nave espacial (espacio helicoidal y estaciones espaciales) es digna de un buen Mendoza, al igual que las personas que participan de este paseo interminable forman parte de diferentes sectores sociales de lo más extravagante (lo más bajo o lo más representativo). También, las herramientas y elementos de navegación con los que cuenta la tripulación son de lo más chocante para lo que, se supone, una generación humana mucho más avanzada de la actual. En otra era, en otro mundo supuestamente más evolucionado, nos encontramos con situaciones de lo más variopintas.
 
A modo de bitácora, el capitán Horacio Dos nos va desmenuzando un camino, ya recorrido, que nos hace sonreir por momentos ante las locuras y decisiones anti-natura que dice que ha tomado durante las jornadas tanscurridas y hasta el final del diario que, no deja de ser más que un nuevo comienzo de algo pendiente por relatar. 
 
Aunque para mi no llega al nivel de Sin noticias de Gurb, es un buen libro para entretenerse y está en la línea de lo esperado de Eduardo Mendoza. Sin duda, nos hace pasar un buen rato...

Contraportada del libro 

Al comandante Horacio Dos le ha sido asignada una incierta misión en atención a su incompetencia y desfachatez. Como jefe de una estrafalaria expedición, surcará el espacio en condiciones extremadamente precarias junto a los peculiares pasajeros de su nave -los Delincuentes, las Mujeres Descarriadas y los Ancianos Improvidentes-. En este viaje, que les deparará incontables aventuras, habrá paternidades y filaciones secretas, espectáculos cortesanos que ocultan una realidad cutre y desportillada, luchas por sobrevivir de pillos y buscavidas, y mucho susto y sorpresa.

¿Un relato futurista? ¿Una alegoría satírica? ¿Una novela de género? Ninguna de estas tres cosas aisladamente, y al mismo tiempo todas ellas: El último trayecto de Horacio Dos, la nueva novela de Eduardo Mendoza. Una divertidísima y muy sabia fabulación que participa de la ironía, de la parodia, del folletín y de la picaresca y que, en un recorrido sideral, nos lleva a descubrir nuestra propia condición tras una galería de máscaras muy humanas. 
 
Al igual que en Sin noticias de Gurb, el género al que cabe adscribir El último trayecto de Horacio Dos es las ciencia ficción y la forma narrativa adoptada se acerca al diario de a bordo. Pero si en Sin noticias de Gurb dominaba la sátira basada en el disparate, aquí coexiste con otras modalidades narrativas que la relacionan con el que podría llamarse "género Mendoza", reconocible de inmediato desde La verdad sobre el caso Savolta. Lo que por encima de todo se impone es la extraordinaria inventiva verbal de Mendoza, la frescura y el arte de la palabra, don del verdadero narrador nato.

viernes, 20 de enero de 2012

La isla inaudita

La isla inaudita
Autor 
Eduardo Mendoza (1943)
Más información: Blog de Eduardo Mendoza

Libro 
Editorial: Planeta
Edición: 2008
Páginas: 287
ISBN: 978-84-322-0770-9








Mi impresión  

El personaje de esta novela hace lo que, a muchos, seguro, ya se nos ha pasado por la cabeza más de una vez. Hastiado de su vida en Barcelona y de su trabajo, decide desaparecer una temporada para reflexionar. En su periplo europeo, escapando de su abogado, entre otros, que siempre lo localiza en cualquier hotel en el que se aloje, finalmente acaba recalando en Venecia. Estamos hablando de mediados del siglo XX.

Como si de una locura personal se tratara, vaga por la ciudad sin interés alguno en su empresa y en lo que ella sucede (con grandes problemas económicos), sin intereés alguno en su familia y, también, sin interés en la propia ciudada. Así y todo, una vez que el abogado lo localiza, decide permanecer en la ciudad como hipnotizado y pasa a ser un ciudadano más de la misma, paseando por sus calles, conociendo a sus gentes o, simplemente, no haciendo nada durante horas en su habitación del hotel.

En uno de sus paseos cotidianos conoce a una mujer que pasará a ser su punto de referencia por la ciudad, ayudándole a conocer los puntos más recónditos y menos conocidos por sus visitantes. A partir de ahí, una rocambolesca historia de encuentros y desencuentros con esta mujer así como con más de un personaje estrafalario, nos va guiando hasta un final que, aunque previsible, resulta también esperado (¿y deseado?).

Después de leer casi todos los libros de Eduardo Mendoza (creo que sólo me queda uno por leer) tengo que decir que este, aún siendo divertido y que se nota claramente la mano de su autor, para mi deja un poco que desear, pero es que en libros como Sin noticias de Gurb o El misterio de la cripta embrujada el ingenio y humor es muy marcado y, quizás, eso también es lo que estaba buscando aquí, pero sí me ha resultado entretenido. De todas formas, Eduardo Mendoza siempre es digno de recomendar.

Contraportada del libro

"La isla inaudita fue la primera novela, después de La verdad sobre el caso Savolta, que escribí enteramente en Barcelona, en la misma mesa, ante la misma ventana... Tal vez por eso es más intropectiva y más consciente del paso de las estaciones, de los cambios graduales de la luz."

Eduardo Mendoza


En una Venecia insólita, a la vez cotidiana e irreal, el prófugo viajero se sustrae a las férreas y sórdidas leyes de su rutina barcelonesa para ingresar en un paréntesis que de provisional parece llamado a convertirse en indefinido: una vida regida quizá por otra lógica secreta, hecha de encuentros casuales, de sucesos, imprevistos, de relatos y leyendas de tradición oral y mitos lacustres.

En el dédalo veneciano, la soltura narrativa de Mendoza y su siempre admirable desparpajo nos ofrecen, en pintoresca andadura agridulce, a un tiempo poética e irónica, una nueva y sorprendente finta de una de las trayectorias más brillantes de nuestra novelística de hoy.

domingo, 22 de mayo de 2011

Riña de gatos. Madrid 1936

Riña de gatos. Madrid 1936
Autor
Eduardo Mendoza (1943)
Más información: Blog de Eduardo Mendoza
Libro
Editorial: Planeta
Edición: 2010
Páginas: 427
ISBN: 978-84-08-09725-9





Mi impresión 
Vaya por delante que Eduardo Mendoza es uno de mis escritores favoritos, aunque este sea el primer post de un libro suyo. Poco a poco iré añadiendo más libros suyos. 

Cuando compré este libro no las tenía todas conmigo, ya que había visto una entrevista suya en el programa El público lee de Canal Sur 2 en la que habló del libro y parecía que no iba a ser del estilo de los que anteriormente había escrito: sorna, mucha sorna y, también, ver la vida con ese estilo singular que él emplea en sus narraciones. Lo cierto es que una vez leído me gustó bastante pero me "algo", que no sabría decir exactamente qué, para, digamos, llegar a la altura de alguno de sus anteriores libros como, por ejemplo, El laberinto de las aceitunas

La historia narra acontecimientos previos a la Guerra Civil de una manera particular y en las que un tasadro de cuadros inglés, no siendo la primera vez que se encuentra en Madrid, participa sin quererlo en una trama en la que las conspiraciones están al orden del día. Este hombre, Anthony Whitelands, "Vitelas" tal y como lo pronuncia alguno de los personajes del libro, acude a tasar un cuadro perteneciente a una persoa de la sociedad madrileña. Sabiendo que en España hay una situación prebélica (la República se desmorona) acude igualmente más como una excusa para poder romper una relación amorosa un poco tormentosa y para ganar un poco de dinero. Con el paso de los días, "Vitelas", conocerá una gran cantidad de gene que lo van a llevar por un camino que lo desvíe totalmente de sus intenciones iniciales. Lo que se suponía unos días tranquilos se acabarán convirtiendo en días de excitación, perturbación, amor, política y cárcel. Lo que iba a se una sencilla tasación de un cuadro se convertirá en un descubrimiento, celos y decepción.

Merece la pena leerse esta novela y, para los que ya conocéis a Eduardo Mendoza, esta novela tiene un estilo comparable a otras novelas anteriores como, por ejemplo, La ciudad de los prodigios.

Contraportada del libro
Un inglés llamado Anthony Whitelands llega a bordo de un tren al Madrid convulso de la primavera de 1936. Deberá autenticar un cuadro desconocido, perteneciente a un amigo de José Antonio Primo de Rivera, cuyo valor económico puede resultar determinante para favorecer un cambio político crucial en la Historia de España. Turbulentos amores con mujeres de distintas clases sociales distraen al crítico de arte sin darle tiempo a calibrar cómo se van multiplicando sus perseguidores: policías, diplomáticos, políticos y espías, en una atmósfera de conspiración y de algarada.

Las excepcionales dotes narrativas de Eduardo Mendoza combinan a al perfección la gravedad de los sucesos narrados con la presencia, muy sutil, de su conocido sentido de humor, ya que toda tragedia es también parte de la comedia humana.
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